En aquel cuadro sobre colores oscuros, igual que si de un decorado funesto se tratase, surgia iluminandose un hombre desnudo, sobre tez clara, que se retorcia de dolor arqueando su cuerpo hacia antes, rigido, tan rigido que parecia un puente referente a el que lograr cruzar al otro flanco de quien sabe que.
Aquella postura, contiguo con el gesto sobre dolor y no ha transpirado horror del hombre, supuestamente expirante, segun explico la doctora, su propia desnudez y las cuchicheos sobre mis companeros, me causo una profunda senal.